Beber agua en el trabajo es clave para aumentar tu rendimiento laboral
Hay días que ser productivos en el trabajo parece misión imposible. Un montón de cosas pueden influir en nuestro rendimiento laboral. Haber dormido bien, nuestro estado de ánimo o incluso el desayuno. Estos factores pueden, incluso, convertir un día normal en una jornada súper productiva.
Pues bien, la hidratación también influye. Sí, sí, habéis leído bien. Beber agua es importante y no solo para lucir una piel bonita. Aunque estemos sentados y delante del ordenador, no podemos olvidarnos de beber agua. Si estamos bien hidratados nos resultará más fácil concentrarnos.
Por eso, cada vez más, las empresas son conscientes de la importancia de la hidratación en el trabajo. Según el
Instituto de Investigación Agua y Salud, la salud laboral ya no se centra únicamente en reducir los riesgos laborales, sino que ahora, las empresas también se implican en fomentar la salud y el bienestar de sus empleados, porque “
la buena salud de las personas beneficia tanto a la empresa como a los trabajadores”.
Si eres de los que no beben agua porque se te olvida, aquí tienes algunos
tips para concienciarte de que una hidratación adecuada y de calidad en el trabajo solo puede traerte cosas buenas.
Beber sin sed es la clave
Lo ideal es que en tu espacio de trabajo tengas una
botella o un
vaso a la vista. Eso sí, prohibido que sea de plástico. De esta manera te acordarás más fácilmente de beber, aunque no tengas sed, ¡por supuesto!
La deshidratación es mala, muy mala
Si no tomas suficiente agua te pueden pasar muchas cosas, y todas malas. Según datos del
Instituto de Investigación Agua y Salud, “
cuando la deshidratación excede un 2% del peso corporal, el rendimiento y la capacidad de trabajo disminuyen”. Como consecuencia, puedes sentirte agitado, sufrir dolor de cabeza o perder la concentración. Así que márcate un objetivo y bebe un poquito cada hora.
El agua puede ser tu termostato
Si hace mucho frío en invierno o mucho calor en verano, podemos utilizar el agua para regular la temperatura de nuestro cuerpo. Para estas situaciones, lo ideal es utilizar una botella o vaso térmico. Podemos prepararnos en casa nuestras propias bebidas, como agua fresquita con zumos de fruta o infusiones calentitas.
Enamórate del surtidor de agua
Seguramente en tu puesto de trabajo hay uno de esos surtidores de agua con un gran bidón que ofrece agua a distintas temperaturas. Fría, caliente o del tiempo. Invéntate bebidas nuevas dependiendo de tus gustos y de la época del año. Puedes hacerte con un recipiente térmico de acero inoxidables, como las
botellas o los
tumblers, y conservar la temperatura ideal de tu bebida durante todo el día.
Calefacción o aire acondicionado, malos compañeros
Aunque sea necesario e imprescindible, a veces, trabajar con calefacción o aire acondicionado no es tan saludable como parece. Estos aparatos hacen que el ambiente sea más seco de lo normal y, aunque no lo parezca, provocan que perdamos más agua de lo habitual a través de los pulmones o de la piel.
Sin prisa, pero sin pausa
Lo ideal es beber un mínimo de 300 ml de agua cada dos horas. De esta manera, en nuestra jornada laboral de 8 horas, habremos ingerido 1,2 litros. Si nos acostumbramos a beber un vaso de agua al despertarnos, otro antes de dormir y otro en las comidas o durante el ejercicio físico, llegaremos sin esfuerzo a los 2-2,5 litros de agua recomendados.
La cantidad sí, pero la calidad también
Si seguimos las recomendaciones del
Instituto de Investigación Agua y Salud llegaremos a la conclusión que el consumo de agua mineral natural garantiza la calidad de nuestra hidratación. Su composición en minerales permanece en el tiempo, se envasa a pie de manantial para proteger su pureza original y además nos hidrata sin aportar, si quiera, una caloría.
Pues ahí lo dejamos. Hidrata tu intelecto y potencia tu productividad. ¡
El agua es la clave!